42 El DNI: sus mitos, leyendas e historia ~ Anon Público

300x250 AD TOP

lunes, 23 de junio de 2014

El DNI: sus mitos, leyendas e historia






  • Un mito dice que en el DNI se refleja la cifra de personas que se llaman como uno
  • Antes eran la Iglesia y los 'fiadores' los que autentificaban la identidad de una persona
  • El BOE publicó un concurso para el diseño del DNI. El ganador se llevó 30.000 pesetas
  • Las orejas son muy importantes en la fotografía, porque dicen mucho de la identidad

Por increíble que parezca, el dictador Francisco Franco tuvo (y sigue teniendo) el DNI con el número 1.
http://smfdiario.blogspot.com/2013/07/el-primer-dni-sigue-siendo-de-franco.html



Cumple 70 años y arrastra una leyenda en torno a él. La que se refiere al número que aparece en la segunda línea de su reverso. La cifra más solitaria y misteriosa del DNI. ¿Qué significa? La idea más extendida es que hace referencia al número de personas que se llaman igual que el portador de dicho documento. Otra versión, menos comentada, dice que indica el número de hijos que uno va a tener. Y aunque son teorías imaginativas... ambas son falsas.

Ese número con mitos a su espalda, que figura en la parte de atrás del DNI, es tan solo un dígito de control OCR (Optical Character Recognition) que se obtiene a través de un algoritmo. Y sirve para que las máquinas verifiquen los datos y comprueben la identidad del sujeto. Sin más misterio. En el pasaporte también hay uno, aunque diferente.

No es la única leyenda que arrastra este documento. Muchas personas que tienen un número bajo del DNI piensan que les han adjudicado el de un muerto. Pero también es una creencia falsa. Nadie tiene el número de un fallecido, sino que le toca uno del lote que vaya adjudicado su comisaría -por lo que tampoco los números van por provincias, como creen algunos-. Los detalles se explican en esta pieza.

Marineros, concursos y orejas

Los antepasados directos del DNI nacen con el descubrimiento de América, según cuenta el libro 'Sesenta años de la expedición del Documento Nacional de Identidad', de Félix José Álvarez Saavedra. "Muchos de los marineros españoles que iban y venían de las Indias acarreaban la llamada cédula de composición, que daba fe de la identidad del nauta. En tiempos de un incipiente comercio ultramarino, la Administración vio la necesidad de saber quién era quién".

Pero desde que vieron esa obligación hasta que el DNI fue una realidad pasaron muchos años y muchas vicisitudes.

Convivieron al principio tres modelos de DNI, todos ellos verdes

Después del Decreto de 2 de marzo de 1944, la primera noticia rastreable en el BOE sobre el documento es el "concurso para la adopción del modelo oficial del DNI". La convocatoria daba 60 días naturales para presentar proyectos y decía que se pagarían 30.000 pesetas al ganador, que fue don Aquilino Rieusset Planchón.

Tras diversas pruebas y diseños de tarjetas se decidió un modelo que presentaba en su anverso el nombre y apellidos del titular y la impresión dactilar bajo la fotografía. Pero además de este tipo de DNI, durante los primeros cinco años fueron utilizados otros tres modelos, todos en color verde, que compartían el reverso pero cuyo anverso difería ligeramente, de tal modo que una de ellas no incluía lugar ni fecha, ni la firma del Director General de Seguridad.

Un rasgo importante para la identificación de las personas son las orejas, según el comisario Saavedra. Por eso, algunas de las primeras fotografías para el DNI se hacían de perfil. E, incluso ahora, piden que se vea esta parte de la cara en la foto.

El Sáhara y el lío de Babel

De todas las posesiones españolas existentes en 1951, la que más tiempo tardó en abandonar el territorio fue el Sáhara español, que no lo hizo hasta 1976. Motivo por el cual inicialmente el DNI también se expidió a la población saharaui igual que a los españoles residentes allí. Un equipo de Las Palmas de Gran Canaria se desplazó al territorio para las gestiones, aunque también se instauró un equipo en El Aaiún. Pero poco después se cambió el criterio y se decidió que a los saharahuis se les daría un documento bilingüe conocido como 'DNI del Sahara', que incluía la tribu a la que pertenecían.

Era la Yemaá, la Asamblea General del Sáhara, la que decidía, no sin polémica, quién era oriundo o no del territorio. No fue el único lío con estos documentos, sino que tras la salida de España del territorio, se produjeron muchos problemas con la identificación ya que había ciudadanos (que también hicieron gala de la picaresca) en muy distinta situación documental.

La Yemaá decidía qué personas en el Sáhara debían tener el DNI
Otra dificultad vino con las lenguas oficiales del Estado. "Con la llegada de la democracia a España y el desarrollo del Estado de las Autonomías se hizo evidente la necesidad de trasladar al papel la realidad de la calle, en este caso la expedición de documentos en lenguas vernáculas", cuenta el libro conmemorativo

Por ello, el Gobierno decidió la renovación gratuita de muchos DNI para sustituir los nombres propios de sus titulares por sus equivalentes en cualquiera de las lenguas españolas. Ése fue un primer paso, pero en 1981 también hubo que cambiar las denominaciones oficiales de poblaciones y calles. Pero no fue suficiente. Las reclamaciones sobre qué cosas incluir en determinadas lenguas llegaron hasta los tribunales y, desde 2001, se expide el DNI bilingüe en Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia e Islas Baleares.

De 'fiadores', ricos y eclesiásticos

¿Cómo se identificaba a la gente antes de la existencia del DNI? Pues hasta la entrada en vigor de la Ley del Registro Civil de 1870, la mayor fuente de información para saber la identidad de alguien eran los registros parroquiales. La Iglesia Católica era la única institución que contaba con archivos y registros en los que constaban quiénes y cuántos componían la población española.

Cuando apareció el DNI surgió un problema y era la ausencia de respaldo documental suficiente sobre la veracidad de los datos de identidad del titular. Es aquí donde cobran protagonismo los 'fiadores' o confidentes, porque es a ellos a quienes recurren las autoridades para corroborar si alguien es quien dice ser, según recoge el libro

Los primeros carnés de identidad reflejaban las desigualdades sociales de la época. Así, incluían una casilla para clasificar al ciudadano según su estatus económico y linaje aristocrático. Y había hasta cuatro clases. Los de primera categoría eran los grandes potentados y los caciques rurales y a ellos, por supuesto, iban a realizarles el DNI a las casas, para que no se molestaran en desplazarse. No ocurría lo mismo con el resto.

Terrorismo

Desde sus inicios, los trabajadores del Servicio de Documentación de españoles fueron objeto de distintas organizaciones terroristas. Tanto ellos, como las oficinas, sufrieron robos y asaltos, así como ataques con explosivos. ETA atentó contra las oficinas de Pamplona el 12 de octubre de 1977 y contra las de Irún en 1983. También el GRAPO cometió atentados contra las dependencias del DNI en Madrid. Aunque la peor parte ha sido la pagada en sangre, con los asesinatos de distintos inspectores y agentes que se encargaban de gestionar los DNI.

Fuente



0 comentarios:

Publicar un comentario