Greta Taubert inició esta huelga para comprobar cómo sería la vida si el sistema económico actual se hundiese por completo
La alemana Greta Taubert, de 30 años, ha renunciado durante un año a la sociedad de consumo. La joven, que acaba de finalizar su particular huelga, ha querido comprobar cómo es beber, comer o vestirse, sin gastar un euro en el supuesto de que la crisis acabase con el actual sistema económico.
Tras doce meses de abstinencia, la joven ha declarado a AFP cuál fue su primera compra: unas medias. «Y productos de higiene», agrega.
Atrás han quedado los días en los que solo usaba desodorantes caseros, las cremas faciales y pastas de dientes 100% natural. «Incluso hice mi propio champú», comenta al mismo tiempo que reconoce que su aspecto empezaba a parecerse al hombre de Neandertal. «Estás yendo demasiado lejos», le comentaba la gente.
A lo largo de un año, esta joven periodista ha hecho del trueque su único sistema económico. Ha intercambiado faldas y pantalones por otros productos, ha plantado repollos y patatas en una huerta y recorrió en autoestop más de 1.700 km para pasar las vacaciones en una vivienda de okupas en Barcelona. Todas estas vivencias han sido recogidas en su libro «¡Apocalipsis ahora!».
Esta aventura comenzó un domingo por la tarde, en casa de su abuela. «Nuestro sistema económico se basa en la perspectiva de un crecimiento infinito pero nuestro mundo ecológico es limitado», recuerda.
En Alemania, en 2012, casi siete millones de toneladas de alimentos aterrizaron en la basura, lo que se traduce en un promedio de 81,6 kilos por persona.
Greta Taubert asegura que la crisis en Europa ha provocado una toma de conciencia de los límites del modelo económico actual. «Creo que la gente ha entendido que no se ha solucionado nada con los planes de rescate ni con el Mecanismo Europeo de Estabilidad», sentencia.
De hecho, algunos investigadores dan la voz de alarma. Los economistas británicos Robert y Edward Skidelsky estiman en el libro «How much is enough?» (¿Cuánto es suficiente?) que la búsqueda eterna de más prosperidad es una locura. «Decir que mi objetivo en la vida es ganar más dinero es como decir que mi objetivo comiendo es ser cada vez más gordo», estiman.
En Alemania y en otros países se multiplican las iniciativas basadas en una economía solidaria: con páginas web dedicadas a recoger alimentos, tiendas donde todo es gratuito o lugares para dejar los libros usados.
En su año de vida alternativa, Greta probó también los inodoros secos, que no utilizan agua y reciclan los excrementos.
«Hoy en día intento integrar en mi vida cotidiana lo que he aprendido durante este año», concluye.
AFP
jueves, 26 de junio de 2014
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