Durante un recorrido se observó que al menos tres comerciantes se dedican a esta actividad prohibida, sólo por las tardes, a unos cuantos metros de uno de los accesos de la estación y pese a la presencia de elementos de la Policía Bancaria Industrial que vigilan las instalaciones, sin evitar esta actividad.
Según testimonios de quienes revenden, los domingos por la tarde es cuando hay más demanda, pues muchas personas regresan de sus lugares de origen a trabajar al DF.
“¡Un boleto del Metro para que no te formes!”, gritan los informales; sólo hacen el anuncio al detectar una larga fila en las taquillas o ante la llegada de muchos usuarios que bajan de camiones de transporte público para transbordar al Metro.
Cuando ya no están las aglomeraciones, dejan de ofrecerlos.
El intercambio del boleto por el dinero es rápido.
En el recorrido se presenció cómo un usuario informaba a un acompañante del costo de siete pesos del boleto y ambos acordaban comprarlo para evitar la formación; en otro caso, un hombre iba a pagar sólo cinco pesos al informal; cuando fue enterado de que el precio era superior, prefirió ir a la taquilla.
Cerca de las 18:30 horas se incrementan los anuncios para atraer a la gente que llega a la estación ubicada en la delegación Álvaro Obregón. La mayoría busca abordar el Metro lo más rápido posible.
En cinco minutos, uno de los comerciantes vendió boletos a ocho personas, aunque después dejó de ofrecerlos por la poca afluencia de usuarios. El boleto del Metro, cuyo costo es de cinco pesos, contiene la leyenda impresa “prohibida su reventa”, la cual es considerada un delito por el STC.
Negocio redondo
Entre los revendedores están un joven, una mujer adulta y otra señora adulta mayor que requiere de una andadera para caminar.
Aunque la principal fuente de ingresos de estas tres personas es su trabajo en un puesto fijo y otro ambulante justo enfrente de los accesos al Metro, actividad que también está prohibida.
Tan sólo en los accesos de Observatorio, que dan hacia la calle Río de Tacubaya, se detectaron más de 20 puestos que ofrecen alimentos, discos pirata, aparatos electrónicos, accesorios para celular, mochilas, entre otros artículos.
A partir de 2011, el gobierno del Distrito Federal determinó que los accesos a las estaciones del STC deben estar despejados en un radio de 25 metros por razones de seguridad y protección civil, por lo que no puede haber vendedores instalados en este perímetro.
Hace más de un año, la delegación y el gobierno capitalino retiraron 71 ambulantes de las inmediaciones de la estación Observatorio, pero varios informales volvieron a ocupar los accesos.
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