Las casas con las que se “benefició” a cientos de familias en Reynosa son tan pequeñas (40 metros cuadrados), que bastaría una cancha de futbol para albergar a 270 de ellas. Peor aún, son muy caras, pues el metro cuadrado cuesta 5 mil 950 pesos y sus dueños se tardarán 30 años en terminar de pagarlas.
El acceso a la vivienda es un derecho universal estipulado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y reconocido por tratados regionales; sin embargo, en México en ocasiones se olvida que no es sólo se trata de un techo sino de un techo digno para vivir.
Desde años atrás el tamaño de las casas de interés social ha sido tema de discusión en diversos sectores de la sociedad y aunque los gobiernos federal y estatal aseguran que las condiciones de las viviendas han mejorado, la realidad aún dista de las expectativas de la clase trabajadora.
Ayer, el gobernador del estado, Egidio Torre Cantú, acompañado de autoridades federales y locales, entregó en Reynosa 300 casas subsidiadas de 40 metros cuadrados de construcción, en el marco de las Jornadas Estatales de Vivienda.
Las casas de dos recámaras, baño, sala y comedor, ubicadas en el sector Caobas del Fraccionamiento Las Almendras, cumplen apenas con los lineamientos marcados por Infonavit, que marca como medidas mínimas 40 metros cuadrados.
Pero si las dimensiones de las viviendas les parecen “dignas” a las autoridades, sólo basta mencionar que un estadio de fútbol profesional, de 120 por 90 metros, acorde a los estándares de la FIFA, se podría edificar fácilmente una colonia de 270 mini casas como las que entregó el gobierno ayer.
En un campo de fútbol rápido, de 50 por 30 metros, cabrían 37.5 de las mencionadas viviendas, mientras que una cancha de volibol, de 18 por 9 metros, albergaría con facilidad cuatro mini casas.
Las viviendas tienen un valor en el mercado de 238 mil pesos, lo que quiere decir que cada metro cuadrado cuesta 5 mil 950 pesos.
Incluso estas casas son tan pequeñas que pueden ser recorridas en ocho pasos de lo largo y cinco pasos de lo ancho.
De acuerdo a especialistas, la mayoría de las nuevas casas que se adquieren con créditos Infonavit cumplen con los requerimientos mínimos en espacio, lo que propicia hacinamiento, problemas de salubridad y sociales como pandillerismo y drogadicción.
Aún así, el Secretario Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), Jorge Carlos Ramírez Marín indicó que lo que se entregó ayer en Reynosa fueron casas “en donde cualquier (persona) de la zona rural o de la ciudad quisiera vivir”.
Previamente, la directora general de la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI), Paloma Silva de Anzorena, indicó que los hogares entregados cuentan con las medidas indicadas.
“Sin lugar a dudas, creo que tiene muy buenas medidas y si con pagos de 650 pesos podemos llegar a familias que ganan menos de uno y medio salario mínimos” señaló la funcionaria federal, tras el cierre de la ceremonia simbólica en la que también entregaron también más de 700 escrituras.
Por todo lo anterior fuera poco, los nuevos fraccionamientos, que forman parte del presupuesto histórico de 12 mil millones de pesos que el gobierno federal autorizó para subsidios de vivienda, están ubicados en la periferia de la ciudad.
Tan sólo el Fraccionamiento Las Almendras, en donde se construyen más de 300 hogares, se ubica a 15 kilómetros de distancia del centro de la ciudad, partiendo de la plaza principal.
La distancia es el equivalente a ir y venir del centro de Reynosa al Puente Internacional Anzaldúas o de la plaza principal a más allá de la Plaza Mall de McAllen.
En cuestión de tiempos, del corazón de Reynosa al fraccionamiento se invierten cerca de 23 minutos sin tráfico y hasta media hora con tráfico siempre y cuando los beneficiarios cuenten con auto particular, ya que el tiempo podría incrementarse hasta en una hora en el transporte público.
Con información de Hora Cero
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